La transición ecológica tiene en la migración a cloud uno de sus principales aliados en la búsqueda de un desarrollo sostenible. Este proceso de transformación social y empresarial requiere nuevas formas de reducir la huella de carbono.
Este tipo de migraciones nos ayudan a entender la importancia de la sostenibilidad en las empresas. No solo ayuda a frenar la emergencia climática, sino que también mejora la rentabilidad y la competitividad de la organización.
La transición a cloud es una de las mejores políticas de responsabilidad social corporativa que podemos seguir. Sus beneficios son abundantes tanto en el apartado económico como en el social, con una disminución importante de la generación de CO2 por parte de la empresa.
Pero, antes de centrarnos en la migración a cloud, entendamos que queremos decir con transición ecológica.
¿Qué es la transición ecológica?

La transición ecológica es un proceso de cambios significativos a nivel productivo, económico y social que lleva desde una situación ambientalmente insostenible a otra sostenible en el tiempo.
Para entender este concepto hay que saber que ya hemos pasado el punto de no retorno de consumo de recursos a nivel mundial. Esto significa que actualmente estamos consumiendo más recursos de los que podemos producir. Acontecimientos políticos como la guerra en Ucrania han acelerado este proceso, con la subida del precio del combustible y la crisis del cereal.
La transición ecológica es la solución a estas problemáticas. Se trata de un proceso amplio de cambios tanto en los sistemas de producción como de consumo. Acompañados de cambios en las instituciones sociales y políticas, así como en las formas de vida y valores de la población, se podría pasar de esta situación insostenible y con riesgos excesivos a otra compatible con la capacidad del planeta para mantener las actividades humanas.
Es importante señalar que hablamos de transición y no de revolución. Esto quiere decir que estos cambios se producirán sin alterar la actividad económica, el capitalismo o la democracia como sistema político.
Aunque hablemos de un menor consumo de recursos, no estamos hablando de decrecimiento. Se trata de conseguir ese menor consumo manteniendo o aumentando los niveles actuales de satisfacción de las necesidades de la población. Para ello, se atiende al Índice de Desarrollo Humano (IDH) de la ONU.
Este es el reto más complejo al que se enfrentan las empresas en su Compromiso RSE. Mantener su crecimiento y los niveles de consumo material reduciendo la huella ecológica y sin poner en peligro las instituciones sociales y políticas existentes.
La huella ecológica

Antes de hablar de la transición ecológica a cloud hay que mencionar los conceptos huella ecológica y huella de carbono. Estos dos conceptos son imprescindibles para entender qué se busca con la transición ecológica.
La huella ecológica es uno de los tipos de KPIs más importantes de sostenibilidad. Se trata de una media de la cantidad de terreno biológicamente productivo que se necesita por persona para mantener su estilo de vida.
Según Global Footprint Network, para ser sostenibles deberíamos tener en una huella ecológica inferior a 1,6 hectáreas. Los últimos datos de España eran de 4,3 hectáreas por persona y los de Estados Unidos, 8,4 hectáreas por persona.
Solo unos pocos países como Madagascar, Timor Oriental, Liberia o Nicaragua consumen menos de esta cantidad. De hecho, según los cálculos de esta organización desde el 28 de julio de este año ya hemos consumido todos los recursos disponibles para 2022.
Un indicador de éxito de la transición ecológica sería que la huella ecológica de los países desarrollados fuera inferior a estas 1,6 hectáreas por persona. Para que esto pudiera ocurrir en España sería necesario reducir la población un 40%, reducir el consumo en la misma cantidad o multiplicar por 2,5 la eficiencia en el uso de los recursos naturales.
El trabajo en sostenibilidad busca la ecoeficiencia a través de la innovación tecnológica. Es decir, incrementar la productividad de los recursos para obtener más valor gastando menos energía. Una de las maneras de lograrlo es reduciendo la huella de carbono.
La huella de carbono

La huella de carbono es una cifra que representa la cantidad de gases de efecto invernadero que suponen las actividades del ser humano. Se trata de una huella incluida dentro del cálculo de la huella ecológica, siendo la más importante.
Por ponerlo en perspectiva, el 60% de la huella ecológica corresponde a la huella de carbono. Por tanto, si queremos reducir nuestra huella ecológica, disminuir al máximo la huella de carbono es imprescindible.
En países como España, políticas de compensación de la huella de carbono harían que casi lográramos llegar a la transición ecológica. De ahí que Naciones Unidas haya fomentado el programa Net Zero, que busca recortar las emisiones hasta acercarse lo máximo posible a las emisiones nulas.
El reto es alcanzar la llamada sociedad postcarbono. Sin embargo, no podemos olvidar que habrá diferentes modelos y caminos para llegar a esta nueva sociedad. Hablamos de una transición compleja con importantes cambios en las pautas de consumo, las formas de urbanización, la organización social, etc…
Estamos ante un reto que las empresas deben asumir como parte activa de la sociedad. Su estrategia de responsabilidad social corporativa debe tener como meta esta reducción del carbono, para lo que una migración a cloud puede ser un buen primer paso.
Cloud y la transición ecológica

La tecnología cloud es uno de los principales aliados de las empresas en la transición ecológica. Cloud, o nube en castellano, permite guardar y procesar los datos de manera online, sin necesidad de contar con un centro de datos presencial.
Las empresas suministradoras de cloud optimizan así el espacio y reducen el consumo energético frente a lo que pasaría si sus clientes tuvieran centros de datos físicos. Hay que tener en cuenta que cada año surgen, de media, un 14% más de centros de datos.
El auge del big data y las aplicaciones de la inteligencia artificial en las empresas supone una mayor necesidad de espacio de almacenamiento. Se guardan más datos y se procesan más datos. Todo esto genera mayores emisiones de CO2.
Si queremos ser una empresa sostenible, hacer una migración a cloud permite mantener o mejorar la capacidad de procesamiento y análisis de datos de la compañía con una reducción del consumo. Las migraciones promedio de sistemas locales a cloud suponen reducciones de energía del 65% y de emisiones de carbono del 80%.
De hecho, según datos de Accenture, este tipo de migraciones a cloud pública podría reducir las emisiones de C02 en 59 millones de toneladas al año. Para que lo entendamos, sería como eliminar 22 millones de automóviles de la circulación.
Teniendo en cuenta que en España había en 2020 16 millones de conductores, sería un impacto aún más grande que si se eliminarán todos los coches de circulación tanto en España como en Portugal.
Para acabar, pero no menos importante, de media, una migración a cloud supone un ahorro de entre el 30 y el 40% para la empresa.
¿Cómo comenzar una transición a la nube?

El primer paso es seleccionar un proveedor que esté comprometido con la reducción de la huella de carbono. Los diferentes proveedores de servicios cloud pueden aportar distintos compromisos para lograr esta reducción del impacto ambiental.
Para ello, construirán, alimentarán y operarán sus centros de procesamiento de datos de una manera sostenible. Es importante comprobar las emisiones de CO2 entre los distintos proveedores, ya que no todos tienen el mismo nivel de compromiso.
Aun consumiendo menos, puede haber grandes diferencias entre unos y otros. Por ejemplo, aspectos como la analítica avanzada para mejorar las operaciones, la reusabilidad y reciclaje del hardware o la inversión en energías renovables pueden ser indicadores de un buen proveedor para una migración a la nube.
Es importante medir los valores reales que suponen a la empresa y compararlos con las metas de sostenibilidad que hayamos establecido. Una vez que tengamos una comparativa, podremos elegir la mejor opción.
Grandes interrogantes y beneficios para el futuro

Según un estudio de sosteniblidad, empresas con altas calificaciones de desempeño ambiental, social y de gobierno entre los años 2013 y 2019 tuvieron márgenes operativos 4,7 veces más altos que las que sacaron peores calificaciones en los mismos apartados.
De hecho, la rentabilidad anual total para los accionistas de dichas compañías fue también 2,3 veces superior. Acercándonos a la actualidad y durante la pandemia, igualmente las empresas con mejores indicadores han mejorado su rentabilidad acumulada relativa en un 6,3% más que las de peores calificaciones.
Así, vemos como los datos respaldan las migraciones a cloud. Son maneras de utilizar una energía más limpia, reducir los residuos y trabajar con mejor información gracias a plataformas analíticas más rápidas.
Para ello, hay que desarrollar la transformación a cloud con inteligencia. Solo así podremos mejorar nuestros niveles de innovación. Un planeta más verde y un balance contable más ecológico no solo es posible si queremos reducir nuestra huella ecológica, sino que gracias a cloud es el próximo paso en nuestra transición ecológica.
En Connecting Visions contamos con expertos en migraciones a la nube para mejorar tu estrategia de sostenibilidad.