Contar con una política de responsabilidad social corporativa es imprescindible para cualquier empresa del siglo XXI. No se trata de una cuestión de imagen sino de compromiso real de la empresa con la comunidad y el entorno en el que opera.
Una empresa aporta valor a la sociedad, pero también la necesita para generar este valor. Las políticas de RSC son la fórmula que tiene la empresa para devolver a la sociedad parte de lo que le da. Convertirse en un elemento útil de cambio y aplicar su responsabilidad con la comunidad a la que pertenece.
Muchas veces tendemos a pensar que solo las grandes empresas pueden tener este tipo de políticas. Desde 2021 son obligatorias para empresas de más de 250 empleados que cumplan unas características. Sin embargo, certificaciones de RSC como SA800, IQNET SR10 o SGE21, están disponibles también para pequeñas y medianas empresas.
Es, de hecho, más sencillo para pymes cumplir con estos requisitos que para las empresas más grandes. Respecto a la responsabilidad social corporativa no podemos olvidar que cada pequeño gesto cuenta.
Además, hay gestos que no solo afectan a la imagen de la empresa, sino que tienen una influencia directa en el ahorro de costes. Si, por ejemplo, mejoramos la eficiencia energética, no solo estaremos poniendo nuestro granito de arena para construir un mundo más sustentable, sino que también ahorraremos en la factura de gastos mensuales.
Por último, también hay que tener en cuenta que puede abrir nuevas posibilidades para conseguir contratos. Especialmente en contratos públicos, pero también en contratos privados, puede ser obligatorio contar con alguna norma homologada de responsabilidad social corporativa.
¿Qué son las políticas de responsabilidad social corporativa?

Lo primero que tenemos que responder es a la pregunta de qué son las políticas de responsabilidad social corporativa o RSC.
Las políticas de responsabilidad social corporativa son una serie de directrices o normas que cumple una empresa de forma voluntaria con un objetivo común: mejorar su impacto en la sociedad.
Este compromiso incide directamente en su estrategia, en sus políticas y en sus procedimientos. No tienen que ser de una temática en concreto, sino que pueden cubrir todo tipo de aspectos como el respeto al medio ambiente, la ética, la transparencia, la confianza o el buen gobierno.
Un punto clave de tener una política de responsabilidad social corporativa es que la empresa se hace responsable de las consecuencias derivadas de sus acciones.
Así, se trata de una manera de reafirmar su misión, más allá de la simple actividad comercial. Las empresas no son simples intermediarios entre el consumidor y productos y servicios, sino que también son actores relevantes por el cambio social, la protección ambiental y el gobierno ético de los negocios.
Normas que rigen la RSC

Aunque la política de responsabilidad social corporativa es voluntaria para PYMES (es obligatoria para empresas grandes), existen unas normas reguladoras que tienen carácter certificador. Es decir, si cumplimos ciertos requisitos en la empresa, podemos pedir dicha certificación.
Al tenerla, podremos demostrar nuestro compromiso con el bienestar social y de los propios empleados. Además, dichas certificaciones pueden ser requisitos previos para poder cerrar contratos con otras empresas o administraciones públicas.
Al depender de diferentes entidades certificadoras, hay distintas opciones disponibles, pero vamos a mencionar las más importantes.
La primera que tienes que conocer es la SA800. Es la más conocida y sus elementos están basados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, las Convenciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño.
En este caso el foco está en el control de riesgos sociales y laborales, tanto en la propia empresa como en las que forman parte de la cadena de suministro. La entidad certificadora es una ONG internacional, la Social Accountability International (SAI), lo que hace que su certificado tenga valor en todo el mundo.
Se evita el trabajo forzoso, la discriminación, los horarios intempestivos, el trabajo infantil, las medidas disciplinarias existentes o incluso los sistemas de seguridad, gestión y salud, así como el derecho a la negociación colectiva o a sindicarse.
IQNET SR10 es otra certificación que tenemos que conocer. En este caso, está centrado tanto en el cumplimiento de la legislación, como en aspectos financieros, de buen gobierno y medio ambientales, respondiendo a otras normas como la ISO 9001, la ISO 14001 o la ISO 45001.
Por último, tenemos que mencionar SGE 21, creada por FORETICA y centrada en una triple perspectiva (económica, ambiental y social).
Más allá de estas opciones, hay que tener en cuenta que todas son reguladas por la Ley de información no financiera. Como ya hemos mencionado, esta ley hace que sean obligatorias para las empresas de más de 250 empleados. Además, deben ser entidades de interés público o que cumplan una de estas dos características: el total de las partidas del activo sea de más de 20 millones de euros o su importe neto de la cifra anual de negocio supere los 40 millones de euros.
Es decir, si esto ocurre estaremos obligados a tener nuestros políticas de responsabilidad social corporativa.
Aspectos que pueden cubrir la responsabilidad social corporativa

Definir los aspectos que queremos cubrir es también muy importante. Aunque las normas calificadoras tienen una serie de elementos a cumplir, no van a decirnos cuál es el valor añadido que queremos ofrecer.
Dentro de la estrategia de responsabilidad social corporativa es importante focalizar los esfuerzos. Por supuesto, es importante cumplir la legislación, respetar los derechos humanos o no trabajar con proveedores que utilicen trabajo infantil, pero a la vez tenemos que aportar algo que vaya más allá de lo básico y se centre en los aspectos materiales de sostenibilidad que aporten más valor a la sociedad y a la empresa y que encontraremos en un diálogo constante y bidireccional con los grupos de interés de la compañía.
Algo que nos diferencie de la competencia y que nos convierta en una empresa más atractiva para captar y retener el talento. Las empresas con una política de responsabilidad social corporativa son también más atractivas para el consumidor, especialmente si los intereses convergen.
Vamos a ver cuáles son los aspectos más habituales en los que se centran las políticas de rsc.
Legalidad y cumplimiento de la legislación

Cuando hablamos de legalidad, es importante tener en cuenta que el compromiso no va solo con la propia empresa sino también a proveedores y profesionales contratados.
Cuando se trabaja a nivel internacional, este aspecto se vuelve aún más complicado. Las normas son diferentes entre países y lo que es legal en un país puede no serlo en otro y viceversa.
En ese sentido, especialmente en aspectos relacionados con equidad o sostenibilidad, lo habitual es comprometerse con cumplir los estándares legales del país de origen. Es decir, si somos una empresa española, no contrataremos servicios con empresas que contaminen más de lo que permite nuestra legislación, por ejemplo.
Esto permite en muchas ocasiones mejorar la responsabilidad de las empresas proveedoras, que tienen que mejorar si quieren cerrar un contrato con la nuestra. Así, se consigue incidir también en otros mercados.
Responsabilidad medioambiental y crecimiento sostenible

Otro de los aspectos más importantes en las políticas de responsabilidad social corporativa tiene que ver con el medio ambiente. En un momento en el que la crisis climática está llegando a un punto de no retorno, es responsabilidad de cada empresa hacer todo lo posible por paliar sus efectos.
Aquí hay multitud de acciones disponibles que van desde la utilización de bombillas LED y otros sistemas más eficientes, al reciclaje, la reutilización de recursos o la reducción del consumo en partidas en las que sea posible.
En un planeta con recursos finitos, el crecimiento no puede ser exponencial. Cada vez más empresas son conscientes de ello y crean políticas específicas para apoyar al medio ambiente.
Además, son habituales las acciones para frenar el cambio climático, ayudar a la reforestación de áreas en riesgo de desertificación y otras similares. Se trata de un aspecto muy demandado también por la sociedad y que suele estar presente en cualquier estrategia de rsc.
No podemos olvidar que la Comisión de la UE ha adoptado el compromiso de alcanzar la meta de cero emisiones en Europa en 2050. Esto condicionará todos los sistemas de producción de las empresas europeas, que deben asumir compromisos claros de mitigación y adaptación al cambio climático durante las próximas décadas.
Apoyo a la igualdad y a la diversidad

El apoyo a la igualdad es otro de los aspectos más importantes que se suelen tratar en una política de responsabilidad social corporativa. No se trata solo de tener un plan de igualdad, sino de tener aun más políticas activas para acabar con la brecha de género y el techo de cristal.
Las diferencias de salario entre mujeres y hombres y que estas no lleguen a determinados puestos directivos son problemas estructurales que se pueden atajar poniendo en marcha alguna de estas políticas.
Igualmente, el apoyo a la diversidad afectivo sexual y a la identidad de género también supone una mejora notable de la sociedad. Por ejemplo, el colectivo transgénero es el colectivo con mayor índice de desempleo, por lo que no discriminarlos y ofrecerles las mismas oportunidades que a los demás, permite ofrecer una imagen de empresa más inclusiva pero también la enriquece introduciendo nuevos puntos de vista.
Igualmente, los planes de apoyo a las personas con discapacidad son imprescindibles para favorecer su integración laboral.
Más allá de la igualdad de género y el apoyo a la diversidad afectivo sexual, la lucha contra la xenofobia y contra la discriminación por edad, permite empresas mucho más amigables, que crean verdaderos cambios en la sociedad, con un mayor número de perspectivas que se traduce en un mejor rendimiento.
Compromiso con el diálogo social, la toma de decisiones participativas y los derechos laborales

Es uno de los puntos clave de las normas reguladoras de la responsabilidad social corporativa a nivel mundial.
La participación de los empleados en la empresa, el derecho a sindicalizarse y contar con derechos como trabajadores como días de vacaciones, posibilidad de enfermar o tener una baja sin despido, etc… son imprescindibles para que una empresa cumpla con su responsabilidad social.
Aunque en España hay una legislación garantista con el trabajador, no ocurre lo mismo en otros países, por lo que apostar por este punto suele suponer uno de los más importantes para construir imagen corporativa y atraer el talento.
Clave en la gestión del talento, les permite saber que no son un número más en la empresa, sino que forman parte de la organización y se les tiene en cuenta. No son una máquina más, sino personas con sus propias necesidades que tienen que aportar en la compañía.
El orgullo de pertenencia, que no tiene que ver con el salario sino con la responsabilidad social de la empresa, genera más valor a la gestión de los recursos humanos en las compañías.
Apoyo al cumplimiento de los derechos humanos

Tan importante como el punto anterior es el apoyo a los derechos humanos. En un momento en el que se encuentran en peligro, es importante no hacer negocios con empresas o países que los pongan en riesgo si queremos mantener nuestra ética profesional.
Los derechos humanos están por encima del dinero. Se trata de una idea básica que, sin embargo, no todas las empresas siguen. Además, una garantía de que se cumplen los derechos humanos en la cadena de suministro de una empresa reduce considerablemente muchos riesgos en los que pudiera incurrir, lo que da más valor a su negocio.
Las políticas de apoyo a los derechos humanos también pueden estar encaminadas al apoyo a organizaciones no gubernamentales que trabajan en este ámbito.
Compromiso con las comunidades locales

Por último, hay que mencionar el compromiso con las comunidades locales. Una empresa depende de los trabajadores que viven en su zona y tiene que devolver algo de esa riqueza al lugar que le permitió crecer.
La empresa es parte esencial del ecosistema de la comunidad donde opera. Cuanto mejor se desarrolle su comunidad, mejor le irá al negocio de la empresa.
Por ello, en este aspecto se crean muchas oportunidades para apoyar a las comunidades locales. Desde actividades participativas a programas de inserción laboral o a la utilización de proveedores de la zona.
Este último aspecto ayuda también con la parte medioambiental al reducir la huella de carbono.
Las opciones son múltiples y también es uno de los aspectos más habituales.
Si quieres certificarte como una empresa con política de responsabilidad social corporativa o buscas una estrategia que llevar a cabo, puedes contar con nuestros consultores independientes. Cuéntanos tu reto y estaremos encantados de ayudarte.