Net Zero es uno de los conceptos clave en el ámbito corporativo para el próximo ciclo. La reducción al máximo de las emisiones de carbono se ha convertido en el objetivo principal de las Naciones Unidas y uno de los grandes campos de batalla para paliar los efectos de la emergencia climática.
En un momento en el que ya es tarde para frenar el cambio climático, el objetivo ahora es diferente. Se trata de lograr que el cambio sea lo menos dañino posible para la sociedad. En evitar que el aumento de la temperatura sea uno o dos grados superior puede estar la clave para evitar migraciones masivas, guerras, hambrunas y grandes catástrofes medioambientales.
Puede parecer un problema polÃtico, pero va más allá que eso. Las consecuencias de la emergencia climática afectarán a toda la sociedad y dentro del Compromiso RSE de las empresas, luchar contra ellas por medio del Net Zero es una prioridad.
Aunque organismos supranacionales, paÃses y empresas están cada vez más concienciados, el objetivo está lejos de ser una realidad. La ONU quiere que para 2030 las emisiones se hayan reducido un 45%, lo que permitirÃa lograr el Net Zero o cero neto para 2050.
Con estas fechas lograrÃamos mantener el calentamiento global por debajo de los 1,5 grados. Sin embargo, el ritmo actual llevarÃa a un aumento de las emisiones del 14% para 2030, según la ONU. Por tanto, queda trabajo por hacer.
¿Qué es el Net Zero?

El Net Zero o Cero Neto es el compromiso por llevar al mÃnimo las emisiones de gases que provocan el efecto invernadero (GEI) a la atmósfera. De todos estos gases, el carbono es el más importante y en el que está centrando la mayor parte de polÃticas de cero neto.
Es importante resaltar que no se trata de reducir al 100% las emisiones de CO2 y otros gases que provocan el efecto invernadero. Esto no serÃa posible. Se trata de mantener las emisiones en un nivel en el que los océanos y los bosques puedan absorberlas y no sean dañinas para el ser humano y el medio ambiente.
Por eso, junto a polÃticas de reducción del consumo energético, apuesta por energÃas renovables, reducción de residuos, etc, la reforestación es también uno de los principales campos de batalla. Más bosques y selvas supone una mayor capacidad para el planeta de frenar el CO2.
Durante años, la manera de equilibrar el desarrollo económico y la reducción de emisiones para cumplir con los Acuerdos de ParÃs -en los que se acordó por primera vez llegar al Net Zero para 2050-, han sido los créditos de carbono.
Sin embargo, en la actualidad está medida se ha demostrado ineficaz. Son los paÃses más desarrollados y sus grandes empresas los que tienen que liderar este cambio de paradigma. Y, para ello, también hay que resaltar la importancia de la sostenibilidad en las empresas pequeñas y medianas.
Todas juntas tienen la capacidad de transformar la manera de consumir y emitir apostando por la economÃa circular. Logrando, asÃ, un desarrollo sostenible que se pueda mantener a medio y largo plazo tanto para los paÃses desarrollados como para los paÃses en vÃas de desarrollo.
Sin PYMEs esto serÃa únicamente una quimera. No tanto por el porcentaje de emisiones contaminantes total, con un número muy superior en grandes empresas, sino porque para que el cambio sea definitivo, éste debe trasladarse a cada escalón del sistema productivo.
Los créditos de carbono

Los créditos de carbono son la herramienta más utilizada para fomentar el cambio a energÃa menos contaminante. Estos créditos funcionan de una manera simple, pero a su vez faltan criterios comunes que hacen el proceso más complejo.
Los paÃses tienen asignados un porcentaje de carbono que pueden emitir. Todo el carbono que no emitan de este porcentaje se convierten en créditos que pueden comercializar. AsÃ, paÃses que emitan más carbono del que deberÃan pueden comprar créditos de carbono a paÃses que cumplan sus objetivos. O, por el contrario, tendrán que pagar una multa por tonelada de CO2 que hayan sobrepasado.
Estas multas están destinadas a las propias empresas contaminantes, principalmente de industrias como la energética o la aviación.
En la actualidad, este sistema plantea varios retos. Por una parte, organismos como la Unión Europea hacen un control exhaustivo e igualitario de las emisiones con criterios fijos y fiables. Sin embargo, hay otros paÃses cuyos criterios no siempre han sido fiables o han generado dudas. AsÃ, no está claro que todo el mundo esté jugando con las mismas reglas.
Por otra parte, el precio de las multas no siempre es lo suficientemente elevado como para suponer un incentivo. Durante años, podrÃa ser suficiente para pasar del carbón al gas, por ejemplo, pero no del gas a la solar o la eólica.
Por último, al permitir que los paÃses más desarrollados compren su «derecho a contaminar» a otros paÃses, no se fomenta la transformación de sus empresas. Es mucho más fácil comprar el excedente con un crédito de carbono que transformar tu empresa en una empresa sostenible.
La compensación de la huella de carbono

De momento, parece que el futuro del Net Zero para por la compensación de la huella de carbono. En este concepto entra el crédito de carbono pero es mucho más amplio.
Primero hay que entender que significa huella de carbono. La huella de carbono es la totalidad de los gases de efecto invernadero (GEI) que produce el ser humano. Cada actividad que éste realiza tiene una huella de carbono determinada.
En este caso se trata de hacer polÃticas activas que compensen la cantidad de carbono que se emite en el desarrollo de una actividad empresarial o industrial. Aunque podamos pensar sobre todo en energéticas o aviación, que ya hemos comentado que son las principales industrias contaminantes, va mucho más alla.
Por ejemplo, cuando hablamos de transición ecológica ya mencionamos que simplemente estar en la nube frente a servidores presenciales supone un ahorro de emisiones considerable.
La compensación de emisiones de carbono trata de hacer polÃticas activas que mejoren la capacidad del planeta para asimilar dicho CO2. Un ejemplo claro lo vemos con la reforestación. Si reforestas los suficientes árboles para que «se hagan cargo» de las emisiones que realizas, el impacto ambiental será cero.
También con el cambio a energÃas renovables que no emiten CO2. De esta forma, se puede mantener la actividad industrial sin poner en peligro el futuro del planeta.
De hecho, no solo la vemos en el ámbito empresarial e industrial. También en sectores como el turismo se traslada a los consumidores, que pueden compensar el impacto de sus vuelos o estancias en hoteles. AsÃ, toda la sociedad se involucra en la eliminación de su huella ecológica.
Otras soluciones para el Net Zero

 Por supuesto, conseguir el Net Zero va más allá. Otro de los elementos clave para lograrlo tiene que ver con la reducción de los volúmenes de residuos. Aquà hablamos tanto de residuos orgánicos como no orgánicos. El reciclaje es importante pero también supone un gasto energético, por tanto ser eficientes consumiendo menos es clave para alcanzar los objetivos propuestos.
Igualmente, toda la investigación energética es clave. Generar electricidad y combustible reduciendo emisiones existentes y eliminando otros GEI tóxicos es fundamental para lograr el Net Zero en 2050.
En este sentido, el I+D tiene también un papel fundamental. A dÃa de hoy es muy complicado alcanzar el objetivo, pero con el compromiso de instituciones públicas, empresas y particulares de todo el mundo podremos evitar una situación aún peor para el futuro.
Hay grandes retos que nos están esperando, pero para poder enfrentarnos a ellos nuestras memorias de sostenibilidad deben ser más que un compromiso de cara a la galerÃa. Deben ser la primera piedra de choque para frenar una emergencia climática ya inevitable.
Beneficios para las empresas

Hay un beneficio obvio: salvar nuestro sistema económico y el bienestar del planeta. Sin embargo, a dÃa de hoy los beneficios de aplicar polÃticas de Net Zero en tu empresa van mucho más allá.
En primer lugar, hay que hablar del acceso a ayudas y subvenciones. Hay cada vez más subvenciones y ayudas que podemos solicitar para mejorar nuestra estrategia de sostenibilidad. En la práctica, supone también lograr ayudas para ser más competitivos y eficientes.
Por otra parte, está la cuestión de la mejora en eficiencia energética. Conseguiremos mantener o mejorar nuestros niveles de producción con un consumo inferior. Esto supone un ahorro de costes considerable.
Tampoco nos podemos olvidar de lo que implica para nuestras polÃticas de responsabilidad social corporativa. No solo quedará mejor en nuestros informes, sino que también supondrá una mejora en la reputación de la empresa.
AsÃ, nos ayudará a mejorar la retención del talento, la atracción de nuevos profesionales cualificados y el contacto con nuestra comunidad. Seremos parte de un cambio que viene para quedarse y del que depende nuestro futuro.
En Connecting Visions contamos con consultores independientes especializados en sostenibilidad. Te proponemos diferentes opciones para mejorar tu estrategia de responsabilidad corporativa y alcanzar certificaciones sostenibles.