El liderazgo transformacional se ha convertido en una de las soft skills más necesarias en el entorno empresarial actual.
Este tipo de liderazgo permite a las organizaciones hacer frente a las continuas situaciones de cambio a la que se tienen que enfrentar. Un líder transformacional es también un experto en la gestión del talento, sabiendo aportar y hacer que los trabajadores se sientan valorados, lo que supone una mayor tasa de retención del talento.
El liderazgo transformacional mejora la flexibilidad de la plantilla, haciendo que los equipos de trabajo funcionen mejor en los momentos de presión.
Un líder de este tipo sabe guiar a su plantilla hasta la consecución de unos objetivos predeterminados. A diferencia del líder autoritario, el transformacional tiene en cuenta el feedback y las opiniones de sus subordinados, pero a diferencia del democrático, no son ellos los que dicen, sino que consigue que todos remen en una única dirección.
En un mundo tan cambiante en el que los retos cambian cada día, este tipo de liderazgo se ha convertido en el más demandado por las empresas, al permitir adaptarse de forma más inteligente a los continuos vaivenes del mercado y a las innovaciones tecnológicas.
Especialmente interesantes en los procesos de digitalización de empresas, también se puede contar con profesionales freelance o independientes que se encarguen de liderar uno de estos procesos. Ya sea una digitalización completa, la implantación de un sistema CRM o la puesta en marcha de un programa de experiencia de cliente, por ejemplo.
¿Qué es el liderazgo transformacional?

El liderazgo transformacional es el tipo de liderazgo que se centra en el capital humano para aportarles lo necesario y lograr cambios y objetivos marcados de antemano.
El concepto fue desarrollado por primera vez por James McGregor Burn, uno de los mayores expertos en liderazgo, que lo definió como el momento en el que líderes y seguidores se ponen de acuerdo para trabajar juntos y avanzar en conjunto a un nivel de motivación superior.
Es decir, lo que diferencia el liderazgo transformacional de otros tipos de liderazgo es el foco. El transformacional está focalizado en lograr el cambio, en arrimar el hombro para conseguir determinados objetivos.
Para ello, fomenta la participación de su equipo, cree en ellos y se preocupa, los motiva e inspira. Además, no teme tomar riesgos ni pensar fuera de la caja. Tanto de forma personal como con las opiniones e ideas del equipo.
Crear un ambiente que favorezca la innovación, en la que todos puedan aportar y ofrecer lo mejor de si mismos es también lo que ayuda a lograr esos objetivos.
Igualmente, en un liderazgo transformacional la cultura organizacional también puede cambiar. Los cambios no se ven como una amenaza, sino como una oportunidad de seguir creciendo a nivel profesional y personal.
Imbuir esta sensación en el grupo es, probablemente, la misión más importante de este líder.
Un buen liderazgo transformacional va a mejorar la compañía en todos los aspectos, teniendo una incidencia directa en el employer branding.
El reto de la gestión del cambio

Según la consultora KPMG, “la gestión del cambio busca facilitar y conseguir la implementación exitosa de los procesos de transformación, lo que implica trabajar con y para las personas en la aceptación y asimilación de los cambios y en la reducción de la resistencia a los mismos”.
La resistencia a los cambios es la clave que explica la necesidad del liderazgo transformacional. Ser reacios a cualquier modificación de nuestra rutina de trabajo es lo natural según la psique humana. El ser humano siempre busca la manera de reducir la incertidumbre.
Sin embargo, la incertidumbre se ha convertido en un ingrediente más en cualquier ecosistema empresarial. Incluso el sector turístico, tras años de subidas continuas, ha visto como la COVID-19 les mostraba que en la actualidad no se puede dar nada por seguro y si no te sabes reinventar puedes desaparecer sin importar tu trayectoria.
Para hacer frente a un mundo globalizado en el que los cambios pueden ser necesarios en cualquier momento, es importante contar con líderes que sepan enfocar el problema. Que consigan que sus equipos de trabajo hagan piña y sean conscientes de la situación.
El secreto no es solo la consciencia, sino que la posibilidad de cambio deje de ser una amenaza y sea percibida como una oportunidad. Adaptarse y sobrevivir entre la competencia no es tarea fácil, pero es mucho más sencillo si todo el equipo rema en la misma dirección.
Muchas veces, no es un problema de individuos sino de cultura organizacional. En las empresas más veteranas o de un tamaño más grande, gestionar el cambio puede ser complicado. Hay dinámicas y estructuras que son difíciles de modificar, pero un líder transformacional encontrará la manera de conseguirlo.
Características del liderazgo transformacional
Entre las características del liderazgo transformacional se encuentran la motivación e inspiración, la estimulación intelectual o la influencia idealizada.
Uno de los aspectos más importantes es ofrecer un feedback individualizado y basado en datos objetivos. De esta manera, se pueden implementar planes de carrera y de formación laboral que permita a cada miembro del equipo ser más eficiente, aprender más y estar más satisfechos.
Al estar basado en datos objetivos, el trabajador puede sentir que el líder es justo. Esta sensación de justicia es fundamental si quiere convertirse en un ejemplo para el equipo. Y si el líder no es considerado un ejemplo, hay pocas posibilidades que confíen en él para gestionar el cambio.
Bernard M. Bass desarrolló el concepto original, elaborando la Teoría del Liderazgo Transformacional de Bass. En esta teoría, Bass señalaba cuatro características fundamentales para poder considerar que liderazgo entraba dentro de esta categoría.
A continuación, desarrollamos esas características para que puedas definir si tu estilo de liderazgo entra dentro de la misma:
Estimulación intelectual
Un líder transformacional estimula intelectualmente al equipo. Busca que sus subordinados sean personas con iniciativa, que traten de pensar fuera de la caja y que siempre tengan retos en mente.
La rutina y el aburrimiento no tienen espacio en un grupo de trabajo de este tipo. Los problemas no son percibidos como amenazas sino como una solución sin encontrar.
En este sentido, se evita juzgar a las personas y ridiculizarlas aún si sus fórmulas puedan tener poco sentido en un momento dado. Para llegar a buenas ideas, hay que generar un ambiente en el que todo el mundo se sienta libre de expresar lo primero que se le pase por la cabeza, sin necesidad de que sea un plan perfecto.
Puede que esa idea que no estaba terminada de pulir sea el clic que necesitaba otro miembro del equipo para dar con la solución. En un equipo así todos aportan y las soluciones son percibidas como triunfos colectivos. No hay competitividad tóxica, sino intención de impresionar a los demás y ayudar al grupo.
Consideración individualizada

Para evitar la competitividad tóxica y que todas las personas sumen y no resten hay que considerar a cada individuo de manera individual. La consideración individualizada de las necesidades, motivaciones y el rendimiento de cada uno de los trabajadores del equipo facilita una mayor satisfacción laboral y retención del talento.
También es necesario utilizar la inteligencia emocional, para saber cómo tratar a cada persona. Hay individuos que prefieren tener una mayor supervisión o un mayor feedback, mientras que otras personas prefieren una mayor libertad mientras van definiendo soluciones.
El líder transformacional tiene que identificar cómo puede ayudar a cada persona a dar lo mejor de sí mismo. Para ello también ayuda tener un mapa de experiencia de empleado, de forma que el recorrido que espera el mismo sea claro y ayudarle y darle las herramientas necesarias para conseguirlo.
No menos importante es ser flexible con las necesidades que puedan surgir y que los trabajadores sientan que la empresa les aprecia y cuenta con ellos, de forma que su identificación y compromiso con la misma se vea incrementada.
Inspiración y motivación

El liderazgo transformacional también habla sobre inspiración y motivación. La motivación es fundamental para evitar ser reacios a los cambios. Por ello, el líder debe saber trasmitir lo que solucionar los cambios puede suponer en sus carreras.
En los casos en los que sea posible, establecer sistemas de bonus, incentivos y primas es algo que suele funcionar. Ya hemos comentado que el liderazgo transformacional va ligado a la consecución de objetivos, por lo que es importante que los trabajadores entiendan porqué conseguirlos es importante.
Para ello, la actitud del líder también es clave. Debe ser la persona más motivada y la que inspire a los demás a seguir su ejemplo. Esto también supone que debe trabajar y, sobre todo, se debe percibir que trabaja.
Según las últimas encuestas al respecto la mayor parte de los trabajadores no entienden qué trabajo hacen sus líderes o creen que ellos podrían hacerlo mucho mejor. Que se perciba el valor del liderazgo es también importante para gestionar adecuadamente el cambio.
Influencia idealizada

El punto anterior se desarrolla más con la influencia idealizada y va un paso más allá. No solo los trabajadores sienten la motivación e inspiración del líder, sino que este se convierte en su ejemplo a seguir.
Tener en cuenta las necesidades de los trabajadores, ser justos con cada uno de ellos y actuar como un equipo en todo momento ayudará a definir más esta influencia.
Ser un experto en liderazgo transformacional no es fácil y no todas las personas están capacitadas para motivar e influir en los demás, especialmente si estamos hablando de procesos de cambios en los que la primera reacción suele ser ponerse a la defensiva.
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